El papa Francisco volvió a quedar en el centro de la escena con nuevas declaraciones polémicas sobre el aborto. "Al igual que los ancianos, los niños no nacidos no se pueden descartar", dijo ayer el Sumo Pontífice. Un día antes, había manifestado que la Iglesia debía tener misericordia con las mujeres que habían abortado.
"Cada niño no nacido, pero condenado injustamente a ser abortado, tiene el rostro del Señor, que aun antes de nacer y después apenas nacido, experimentó el rechazo del mundo. Y cada anciano, aun si está enfermo o en el fin de sus días, lleva en sí el rostro de Cristo. No se pueden descartar", sostuvo Francisco durante un discurso a los ginecólogos católicos, a quienes recibió en audiencia.
Les pidió a los profesionales difundir la "cultura de la vida" en los hospitales, en su condena más firme hasta la fecha contra el aborto. "Las cosas tienen un precio y son vendibles, pero las personas tienen una dignidad, valen más que las cosas y no tienen precio. Por ello la atención a la vida humana en su totalidad se convirtió en los últimos tiempos en una verdadera prioridad del magisterio de la Iglesia, particularmente a esa mayoría indefensa, o sea, el discapacitado, el enfermo, el niño no nacido, el niño, el anciano", señaló.
En la entrevista que se dio a conocer el jueves Francisco pidió "misericordia para la mujer que abortó y que está sinceramente arrepentida, porque le pesa enormemente". Durante este reportaje, que el Papa le concedió al sacerdote Antonio Spadaro -director de la histórica publicación de la Compañía de Jesús Civiltá Cattolica-, el Sumo Pontífice señaló que la mujer debe tener un rol más activo en la institución católica. "Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia", expresó.
A lo largo de la entrevista, que se realizó durante tres días de agosto en la residencia de Santa Marta, Francisco habló de temas profundos y sensibles. Pidió también acompañar con misericordia a los divorciados y a los homosexuales. Sobre su ideología política, aclaró que jamás fue de derecha. Se definió como una persona despierta y al mismo tiempo ingenua, que no está hecha para las masas.